Como sucede con los mayores, los niños necesitan dormir correctamente para que el sueño cumpla su función reguladora y reparadora en el organismo. Dormir es esencial para controlar la energía y la temperatura corporal y para restaurar los procesos corporales que se han ido dañando durante el día.
El sueño infantil es el periodo, durante el día o la noche, en el que el niño descansa, asimila y organiza lo que ha visto y aprendido, madura física y psíquicamente, e inicia y ejercita su independencia del mundo exterior y de sus papás. Por eso, es indispensable que controles el sueño de tu hijo, para que se convierta en un descanso reparador:
Inculca a tu hijo el hábito de “echar la siesta”: hasta los cinco años, el sueño nocturno debe ir acompañado en todo caso de una pequeña siesta tras la comida, en la que el niño reponga energía y se relaje al mismo tiempo.
Evita los sobresaltos antes de que tu hijo se vaya a dormir: es importante cuidar que antes de dormir el niño esté tranquilo y relajado. Reduce su acceso a la televisión y a los videojuegos antes de dormir.
Crea una rutina para dormir: si tu hijo tiene un horario fijo para irse a la cama todos los días, su cuerpo se habituará más fácilmente a los ciclos de actividad-reposo.
Deja que tu hijo duerma con su juguete o mantita preferida si así lo quiere. Tener un objeto agradable a su lado le dará seguridad a la hora de dormir.
Controla que la temperatura de la habitación sea la adecuada (entre 17 y 20ºC) y la ropa del niño, cómoda y agradable. Evita dormirte con el niño. Aunque es la solución más rápida para que se duerma, a la larga te resultará más difícil conseguir que tu hijo duerma solo.
Si tu hijo tiene miedo a la oscuridad, existen en el mercado muñecos luminosos y luces piloto que pueden resultarte muy útiles en el proceso de enseñarle a perder esos miedos.
Si tu hijo llora o te llama por la noche, no acudas de inmediato. Deja pasar un poco de tiempo y acercate sólo cuando sea necesario.
¡CUIDADO! Según la Encuesta Nacional de Salud, los niños españoles duermen una media de 9,8 horas diarias, y el 30% de los bebés de 6 meses a 4 años tiene dificultades para dormir. El estudio también señala que los niños, incluso los más pequeños, duermen menos tiempo del necesario para su correcto desarrollo psíquico y físico.
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